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Presión Social hacia el Trabajo
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La presión social hacia el trabajo, puede causar un dolor vertiginoso. Sentimiento de minusvalía, culpa, problemas de autoestima, en las relaciones, ansiedad y por supuesto, depresión.
Palabras clave: trabajo, expectativas, presión social, culpa, frustración.
El otro día un buen amigo, me comentaba que un familiar se refirió a él como un “fracasado”, en este caso, por dejar una oposición que le estaba ocasionando daño…
Seguramente, esta persona que “pretendía ayudar”, no solo no lo consiguió, sino que no reparó en el impacto de sus palabras, en que la vida de hoy, nada tiene que ver con la de antes y que cada persona tiene una situación y unas circunstancias distintas.
En este caso en cuestión, además trabajar con cambios de turno constantes, sin orden ni concierto, lo que le ocasiona problemas de sueño, además, contribuye en la economía doméstica para ayudar en casa.
Spoiler: a todos nos gustaría cambiar o mejorar nuestra situación, pero no siempre es tan sencillo. La gente tiende o tendemos a pensar que nunca es suficiente… y a dar consejos o a opinar en forma de reproche.
Yo mismo, muchas veces, he sentido esa sensación de culpa como consecuencia de la situación laboral y de la frustración derivada de la misma. Y he tenido que escuchar comentarios inoportunos e inaceptables.
Introducción
La presión social hacia el trabajo es un fenómeno que afecta a millones de personas en todo el mundo. Desde el auge del capitalismo y la revolución industrial, el trabajo ha pasado a ser una de las principales fuentes de identidad y reconocimiento social.
En esta entrada, analizaremos las causas, consecuencias y posibles soluciones a la presión social relacionada con el trabajo.
1. ¿Qué es la presión social hacia el trabajo?
La presión social hacia el trabajo se refiere a las expectativas y demandas impuestas por la sociedad, la familia, o el entorno sobre la manera en que las personas deben trabajar, el tipo de empleo que deben buscar y la cantidad de esfuerzo que deben dedicar a sus tareas laborales.
Esta presión puede generar estrés, ansiedad y, en muchos casos, afectar el bienestar mental.
2. Factores que contribuyen a la presión social laboral
Cultura del éxito
El éxito profesional es un símbolo de estatus en muchas sociedades modernas.
La idea de que el trabajo es un indicador de valor personal está profundamente arraigada en nuestra cultura. Las redes sociales, medios de comunicación y la educación a menudo glorifican a quienes alcanzan el éxito económico, impulsando una narrativa de «trabajar más para lograr más».
Comparación social
La comparación con compañeros de trabajo, amigos y conocidos puede ser una fuente significativa de presión. Las personas tienden a compararse con quienes tienen trabajos mejor remunerados o más prestigiosos, lo que genera una sensación de insuficiencia.
Expectativas familiares
En muchas familias, el trabajo es un medio de subsistencia que ha sido valorado durante generaciones. Los padres pueden transmitir expectativas sobre el tipo de trabajo que sus hijos deben perseguir, ya sea en términos de seguridad financiera o estatus social.
3. Consecuencias de la presión social hacia el trabajo
Estrés y agotamiento
La presión constante por alcanzar metas laborales elevadas puede llevar al agotamiento físico y mental. El fenómeno del burnout es cada vez más común entre los trabajadores que no logran equilibrar las demandas laborales con su bienestar personal.
Deterioro de las relaciones personales
La obsesión por el éxito en el trabajo puede perjudicar las relaciones interpersonales. Las largas jornadas laborales y la desconexión emocional pueden llevar al distanciamiento con familiares y amigos.
Problemas de salud mental
El estrés crónico relacionado con las expectativas laborales puede desencadenar problemas graves de salud mental, como la ansiedad y la depresión. Estudios muestran que el desequilibrio entre la vida laboral y personal es un factor clave en la aparición de estos trastornos.
4. Cómo gestionar la presión social hacia el trabajo
Establecer límites claros
Una de las mejores formas de reducir la presión social es aprender a establecer límites saludables. Esto incluye decir «no» cuando es necesario, comentar de forma asertiva cuando un comentario no es apropiado, así como gestionar mejor el tiempo para equilibrar la vida laboral y personal.
Desarrollar una mentalidad centrada en el bienestar
En lugar de medir el éxito por el número de horas trabajadas o por la remuneración, es importante enfocarse en el bienestar integral. La satisfacción personal y la salud deben estar en el centro de cualquier objetivo laboral.
Buscar apoyo social y profesional
El apoyo de amigos, familiares o incluso de un terapeuta puede ser esencial para lidiar con la presión social. Compartir tus preocupaciones y obtener una perspectiva externa puede ayudarte a gestionar mejor tus expectativas laborales.
Eso sí, debemos tener en cuenta con quién compartimos la información o nos desahogamos, ya que muchas veces, esto se puede aprovechar de alguna forma y se puede volver en nuestra contra en forma de reproche.
Consideraciones
- Muchas veces, las presiones llegan de todas formas y por cualquier medio, no debe de sorprendernos.
- El entorno y el contexto puede ser un factor de protección y muchas veces, todo lo contrario.
- Debemos tener en cuenta el desajuste que muchas veces se produce entre las expectativas y la realidad.
- Reseñable la importancia de cuidar el autodiscurso y tener una visión coherente y ajustada de nosotros mismos.
- Comprender que no todo el mundo tiene conciencia, ni educación emocional como para poder entender el daño que pueden causar.
- Evitar justificarse o dar demasiadas explicaciones ante comentarios o situaciones impertinentes.
- No se puede juzgar a todo el mundo desde nuestros prejuicios. Cada persona es ella y sus circunstancias. Que normalmente no conocemos y no podemos entrar a valorar.
Conclusiones
La situación de desempleo o de búsqueda activa de empleo, puede ser agotadora y frustrante, pero si esto va acompañado de presiones externas, además de las propias, puede tener consecuencias graves para nuestra salud.
La presión social hacia el trabajo es un problema global que afecta la salud mental y el bienestar general de millones de personas.
Aunque el trabajo es una parte importante de nuestras vidas, es crucial no permitir que defina completamente nuestra identidad o valor.
Al comprender los factores que contribuyen a esta presión y aprender a gestionarlos, es posible alcanzar un equilibrio saludable entre la vida laboral y personal.
Algo fundamental para preservar nuestra estabilidad emocional, es el respeto hacia uno mismo y establecer límites hacia los demás.
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Andrés Herráiz
¡Hola! Mi nombre es Andrés Herraiz, estudié psicología en Valencia y posteriormente seguí ampliando mi formación en la universidad Santiago de Compostela, con la que he colaborado en eventos de difusión científica.
Actualmente, trabajo en mi propio centro Andrés Herraiz – Psicología Valencia, dónde me ocupo personalmente de ofrecer un servicio cercano y de calidad, destinado por y para las personas.
Periódicamente suelo publicar artículos relacionados con temas de salud mental y bienestar emocional en mi blog, si te interesa el contenido, y quieres pasarte por aquí, serás bienvenido/a.
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