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¿Cómo opositar sin dañar la salud mental?
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¿Cómo opositar sin dañar la salud mental? es una cuestión muy importante que debemos atender si tenemos en mente, estamos, o conocemos a alguien que esté preparando una oposición o desee hacerlo.
Trabajar para los cuerpos del estado, implica muchos beneficios, pero acceder a ellos, también requiere algunos esfuerzos.
Hoy en día, trabajar como funcionario es un sueño para muchas personas, que ven una oportunidad de mejora para conseguir un empleo estable, derechos laborales, un salario digno, oportunidades de desarrollo y crecimiento personal.
Para muchas personas, trabajar para el estado, es una alternativa para escapar de las presiones de ser asalariado o el abuso fiscal que sufren los autónomos. Poder conciliar el trabajo con la vida personal y familiar.
Con la subida del nivel de vida, la precariedad laboral y la hiperexigencia de los trabajos, estos puestos en la administración, están altamente cotizados. Por eso, se convierten en procesos cada vez más costosos y exigentes.
Opositar es una carrera de fondo y al mismo tiempo de obstáculos, exigente y competitiva.
¿Características de una oposición?
Preparar una oposición, conlleva mucho más que estudiar: implica una gran responsabilidad, esfuerzo, constancia, sacrificio y dedicación. Esto exige una enorme inversión de tiempo, dinero, renuncias y a veces, por desgracia, algún que otro disgusto.
Cada oposición tiene unas características propias, no es lo mismo unas oposiciones de judicatura: dónde tendremos que memorizar unos temarios muy extensos, que de policía nacional: dónde además de identificar conceptos teóricos, necesitaremos preparar otras partes como las pruebas físicas, psicotécnicas o la entrevista personal.
De igual modo, tampoco será lo mismo el ámbito local, que las oposiciones que se celebren a nivel nacional.
Además de la preparación teórica y el esfuerzo cognitivo que supone preparar una oposición, no debemos despreciar la carga emocional y la presión social que conlleva la preparación de la misma.
La realidad es que, si decidimos preparar una oposición, por lo menos, vamos a hipotecar parte de nuestra vida, pero, tenemos que tratar de verlo, al menos, como una inversión en nuestro futuro.
Cuando empezamos a opositar, la única garantía que tenemos, es el propósito de querer hacerlo.
No podemos sacar una conclusión respecto al tiempo promedio que se necesita para aprobar una oposición y sacar una plaza en la administración pública, por razones más que obvias, pero en la mayoría de los casos, si sale bien, estamos hablando de varios años de esfuerzo y dedicación.
La cara menos amable de opositar
Las oposiciones, sin duda, tienen un lado muy positivo, conseguir la plaza, ser funcionario, tener un empleo público y disponer de las enormes ventajas que tiene trabajar para la administración del estado.
Pero no es oro todo lo que reluce, ya que, para conseguir la ansiada meta, el camino puede resultar arduo y lleno de obstáculos.
Cuando decidimos preparar una oposición, normalmente, nos focalizamos en el resultado, pero nos olvidamos de lo complejo y en algunas ocasiones, injusto, que puede llegar a ser el proceso.
Aunque sin duda, la tónica debe ser la constancia y el esfuerzo personal, el resultado, aunque nos cueste de imaginar, por desgracia, no depende únicamente de nuestro esfuerzo.
Estos procesos, muchas veces, no están exentos de polémicas, a veces, no tienen todas las garantías que supondríamos, ya que el resultado también dependerá y estará condicionado por otros factores externos, de los cuales no tenemos control.
La suerte, los nervios del día del examen o en algunas pruebas, incluso la arbitrariedad o la subjetividad pueden influir en el resultado.
A veces, pueden darse cuestiones ambiguas o desagradables que debemos tener en cuenta y conocer:
- Impugnaciones/anulaciones o preguntas fuera de temario que afectan a la nota.
- Cambios y controversias con los baremos y las bases de la convocatoria.
- Continuas modificaciones del temario, que deberemos tener permanentemente actualizado.
- Enorme gasto que supone la inversión en academias, plataformas de test y temarios.
- Ambigüedad, rumorología e incertidumbre en cuanto a las convocatorias y la fecha de las mismas.
- Procesos que pueden eternizarse en el tiempo. Sensación de culpa, fracaso y estancamiento.
- Correcciones de pruebas que admitan subjetividad (entrevistas, casos prácticos…).
- Aprobar el examen, pero no sacar la plaza.
- Arbitrariedad de las pruebas, ejemplo: las entrevistas personales, fraudes o filtraciones.
- Bases o convocatorias diseñadas especialmente a la carta para una persona.
- Destinos, bolsas de trabajo, puntos, estar localizable y convivir con la incertidumbre.
- Difusión para asumir responsabilidades en caso de error e indefensión administrativa.
¿Es realista para mí opositar?
Depende del caso en particular, pero es muy importante plantearse algunas cuestiones al respecto:
¿Estoy dispuesto a hacer el gran esfuerzo que conlleva y probablemente a pasarlo mal?, ¿reúno las condiciones necesarias?, ¿dispongo del tiempo y los medios adecuados?, ¿es para mí esta oposición?
El famoso “si quieres puedes” y el discurso de épico del «guerrero que nunca se rinde«, no solo son una estupidez, y un invento de las academias para sacar rentabilidad, sino, que pueden provocar un daño considerable.
Por mucho que quieras volar, no podrás hacerlo si no dispones de los medios necesarios para ello y el viento sopla a favor. Del mismo modo, si no reúnes las condiciones adecuadas, será una manera inútil de ocasionarnos un daño totalmente innecesario.
Preparar una oposición exige compromiso personal, constancia, madurez, una actitud positiva y proactiva, tolerancia a la frustración, estabilidad emocional, un ambiente adecuado, economía y sobre todo, el bien más preciado, nuestro tiempo.
Si no podemos reunir unas condiciones adecuadas, o no estamos dispuestos a asumir los esfuerzos que implica, es aconsejable que valoremos de forma sincera y concienzuda todas las alternativas disponibles, e incluso que podamos contemplar otras opciones más realistas.
En cualquier caso, antes de empezar y de tomar una decisión firme, debemos informarnos por todos los medios que tengamos a nuestro alcance de dónde nos estamos metiendo. Consultando foros, datos, estadísticas y no únicamente las publicaciones de las academias o centros de formación.
No hay circunstancias mejores ni peores, simplemente distintas, por lo que tendremos que valorar si esta opción se puede adecuar a nosotros y si nosotros nos podemos adaptar a ella.
Que no sea imposible, no quiere decir que sea fácil. Para ello debemos hacer un balance, evaluar los costes y conocer los riesgos. Esto un ejercicio de responsabilidad y una garantía de salud mental.
¿Cuándo no opositar?
Tomar la decisión de preparar una oposición, no es una cuestión fácil en absoluto, ya que debemos tener en cuenta y valorar muchas variables.
Afrontamientos inadecuados para emprender una oposición:
- Cuando queremos una solución inmediata o a corto plazo.
- Si partimos de un estado de necesidad económica.
- No tenemos hábito de estudio, voluntad, ni constancia en el mismo.
- Si el entorno personal o familiar puede ser resultar un obstáculo.
- Cuando lo hacemos a medias tintas, por probar o sin invertir todos los recursos necesarios.
- Somos impacientes o tenemos una baja tolerancia a la frustración y/o incomodidad.
- Cuando entendemos que es la única alternativa o medio de vida que tenemos.
- Si no estamos en un buen momento psicológico o emocional.
- Desde el enfado, la culpa y la frustración por no haber aprobado antes.
Si decidimos opositar, no debemos hipotecar nuestra salud mental, ni mucho menos, renunciar a nuestra vida personal y familiar, eso sí, tendremos que adecuarla a las nuevas circunstancias.
¿Qué puede ocasionar una oposición?
Cuando decidimos emprender el camino de opositar tenemos que asumir que la preparación, no va a ser fácil y que va a implicar algunos costes, entre ellos la inversión y/o renuncia a nuestro tiempo.
Es difícil de entender, por no decir imposible, la presión que puede llegar a sentir una persona que está atravesando por una etapa de preparación a una oposición y los sentimientos a los que esto le puede generar. Algunas personas lo definen como una «condena voluntaria«.
Sin duda, la complejidad intrínseca a la preparación de oposiciones implica tolerar sentimientos, y emociones desagradables y difíciles de manejar como: la culpa, el miedo, la incertidumbre, la sensación de fracaso o estancamiento.
Cuando hacemos una inversión en busca de rentabilidad, siempre queremos un retorno, si este no se produce, deberemos tener una base emocional sólida, para que la demora y los contratiempos que puedan suceder en el camino no afecten a nuestra salud mental.
Normalmente, si las cosas no salen como esperamos, siempre tendemos a buscar responsabilidades, a cargar contra nosotros mismos e incluso sentimos que debemos sacrificar cosas a modo de ofrenda: amigos, pareja, trabajo….
“Cuanto mayor sea la penitencia, más merecedor/a seré de la recompensa”. Muchas veces, este enfoque no solo resulta inadecuado y contraproducente, sino que puede resultar iatrogénico para nuestra salud mental.
Personas perfeccionistas que no están acostumbradas, lógicamente, a que las cosas salgan mal, puede ser complicado de gestionar cuando por motivos ajenos a nosotros las cosas no salen como esperamos.
Consecuencias de una mala gestión:
- Sentimientos de culpa.
- Aislamiento personal.
- Comparaciones sociales.
- Sensación de fracaso y frustración.
- Soledad y desamparo.
- Sobrecarga de rol.
Todo esto mal gestionado puede derivar en:
- Problemas de autoestima.
- Dificultades para dormir.
- Ansiedad.
- Depresión.
- Otros…
Son muchas las personas que inmersas en estos procesos, pueden sufrir problemas mentales serios, si no cuentan con los apoyos suficientes y los recursos necesarios para afrontarlos adecuadamente.
Una oposición malograda, después de varios años de esfuerzo y dedicación, puede generar un daño moral difícil de reparar, teniendo consecuencias devastadoras para nuestro estado de ánimo, autoestima y salud mental.
¿Cómo puedo afrontar la oposición sin dañar mi salud mental?
Tomando conciencia de lo que implica opositar, que puede ser un proceso, largo, difícil, costoso, que implica sacrificios y renuncias.
Dentro de la dureza, tenemos que tratar, que el camino sea lo más agradable posible.
- Informarnos pormenorizadamente del proceso y hacer un análisis riguroso.
- Enfocarnos en el camino, cuidar el proceso y no focalizar únicamente en la meta.
- Tener una buena planificación de estudio, pero también del resto de áreas de nuestra vida.
- Respetar los tiempos de descanso y cuidar las relaciones personales.
- Ser flexible, ponernos pequeñas metas y recompensas.
- No sobrepensar en la oposición y evitar las comparaciones sociales.
- Introducir el deporte como un pilar fundamental tanto para la salud física como mental.
Cada proceso tiene unas peculiaridades distintas, no es lo mismo si únicamente tenemos que estudiar un temario o tenemos que afrontar múltiples pruebas de diferentes disciplinas. Por ello deberemos adaptar nuestra preparación a las exigencias del proceso en cuestión.
¿Cómo me puede ayudar un psicólogo especializado con las oposiciones?
Un psicólogo especialista en psicología del trabajo puede ser de gran ayuda durante la oposición.
La asistencia psicológica puede cubrir desde la orientación laboral, la gestión emocional y hasta acompañamiento personal a lo largo de las distintas etapas del proceso.
Cada caso es distinto y como tal, requerirá una atención específica y personalizada. En todo caso, la intervención profesional tratará de reducir la factura psicológica y el daño moral.
Un psicólogo especialista me ayudará a:
- Ofrecer una visión ajustada y realista del momento.
- Desahogo y acompañamiento personal en el proceso.
- Reajustar expectativas ante el proceso y enfocar la situación adecuadamente.
- Gestionar, convivir y tolerar con la incertidumbre.
- Aprender a gestionar nuestros miedos e inseguridades
- Restructurar los pensamientos intrusivos. «no valgo», «no voy a poder»…
- Sustituir las creencias disfuncionales por otras adaptativas
- Evitar comparaciones injustas y justificaciones ante presión social.
- Manejar los comentarios inoportunos o inadecuados.
- Alejarte de discursos sectarios que afecten a nuestra autoestima y rendimiento.
- Acotar los medios de información.
- Planificar el tiempo de descanso y establecer recompensas.
- Preparar las entrevistas o las pruebas personales si las hubiera.
- Trabajar la prevención de daños.
Cuando nos viene a la cabeza preparar una oposición, pronto nos asaltan un sinfín de dudas: ¿cómo lo hago?, ¿estaré haciendo bien?, ¿qué planificación sigo?, ¿tengo que dejarme mi trabajo?, ¿cuántas horas estudio?, ¿necesito ingresos?, ¿cuánto tiempo necesito para sacar la plaza?, ¿de cuánto tiempo dispongo?…
No hay una respuesta universal, ya que cada caso, cada persona y cada situación es distinta, por lo que necesitaremos conocer el caso en cuestión, para poder diseñar un plan de preparación adecuado.
Antes de meternos de lleno en un proceso de preparación de oposiciones, deberíamos firmar un contrato con nosotros mismos, conociendo la letra pequeña y evaluando los posibles escenarios y costes que supone la preparación de la misma,
No podemos preparar algo sin conocer lo que supone, luego nos sentimos traicionados o heridos
Tanto a nivel personal, como profesional, en determinados momentos, contar con apoyo emocional para el afrontamiento psicológico, puede ser más importante incluso, que la propia preparación teórica en sí, que por supuesto, también resultará un pilar fundamental.
Conclusiones
- Opositar puede ser un proceso duro y costoso que hay que conocer y valorar.
- Hacer un análisis adecuado y realista del escenario y de la situación personal.
- Reconocer las consecuencias sociales, emocionales y económicas de opositar.
- Si afrontamos el reto debemos tener cautela, conciencia, ilusión y optimismo.
- Hacer una planificación realista teniendo en cuenta las necesidades emocionales.
- Previsión de los tiempos y las demoras que puede tener la convocatoria en sí.
- Prevención de riesgos, balance de daños ¿qué pasa si no obtengo la plaza?
- En muchas ocasiones, el mayor obstáculo podemos ser nosotros mismos.
- Por esta razón debemos reparar en nuestro cuidado y atención emocional.
El objetivo no es desanimar, sino concienciar y visibilizar, de esta manera podemos tratar de hacer un afrontamiento realista y minimizar los efectos adversos de este duro trabajo que supone opositar.
Siempre solemos prepararnos para aprobar, pero también debemos contemplar y preparar todos los escenarios, también la posibilidad de que salga mal. Ya que la estadística y la probabilidad, nos dice que hay opciones de que sea así.
De este modo, estaremos previniendo posibles daños morales y emocionales.
A veces, cuando las cosas no salen como teníamos pensado, tendemos a culparnos aún cuando hemos hecho un esfuerzo considerable. Pero esto puede hasta resultar un acto egocéntrico, ya que en estos procesos pueden intervenir muchas variables que quizás no contemplamos o que no tenemos control directamente sobre estas.
Pero nuestro cerebro, como forma de protección, siempre trata de buscar culpables y proporcionar soluciones o respuestas. Muchas veces, un buen afrontamiento pasa por la aceptación de la situación y la perseverancia. Sin necesidad de hacer ni sacrificar nada más.
Reflexión personal
Debemos considerar que preparar un proceso público hoy en día, no tiene absolutamente nada que ver con hace 25 años. Los tiempos han cambiado y el nivel de exigencia obviamente también.
Como toda inversión, también conlleva riesgos que deberemos de asumir, pero que será mucho más fácil si los conocemos como, por ejemplo, el tremendo vacío que puede dejar en todas las áreas de nuestra vida, incluyendo laboral y personal varios años dedicación exclusiva sin un resultado satisfactorio.
Si no sale como esperamos, esto, sin duda, será difícil de afrontar y tendrá consecuencias emocionales que deberemos gestionar adecuadamente para que no supongan un problema en nuestra salud mental.
Personalmente, creo que la figura del opositor está totalmente denostada, desprotegida y maltratada por las instituciones. No cuenta con ningún tipo de derecho, apoyo, amparo, ni reconocimiento por parte de la administración.
Aunque se han hecho algunos esfuerzos, por dotar a los procesos selectivos de mayor transparencia y objetividad. Resultan del todo insuficientes, sigue quedando mucho por hacer, ya que a nadie parece importarle demasiado, cuál es la factura psicológica que hay que pagar o cuáles pueden ser las consecuencias emocionales de invertir tanto en un futuro que no es certero.
Creo que urge una regulación institucional de la figura del opositor, del mismo modo, que hay que incluir en la preparación personal cualificado para cubrir las necesidades psicológicas, la atención y el soporte emocional con garantías y responsabilidad.
La recompensa, por supuesto, será grande, pero el peaje, a veces, puede ser demasiado caro, por eso cuidar y proteger nuestra salud mental, es de vital importancia, para emprender este proceso de la forma más segura y saludable.
La idea no solo es conseguir la plaza, sino que la factura psicológica y el coste emocional sea el menor posible.
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Andrés Herráiz
¡Hola! Mi nombre es Andrés Herraiz, estudié psicología en Valencia y posteriormente seguí ampliando mi formación en la universidad Santiago de Compostela, con la que he colaborado en eventos de difusión científica.
Actualmente, trabajo en mi propio centro Andrés Herraiz – Psicología Valencia, dónde me ocupo personalmente de ofrecer un servicio cercano y de calidad, destinado por y para las personas.
Periódicamente suelo publicar artículos relacionados con temas de salud mental y bienestar emocional en mi blog, si te interesa el contenido, y quieres pasarte por aquí, serás bienvenido/a.
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