Andrés Herraiz | Psicología Valencia
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¿Cuándo NO debemos ir
al psicólogo?

  ¿Cuándo NO debemos ir </br>al psicólogo?

Aunque la ayuda profesional puede ser muy beneficiosa, no siempre es adecuada para todos. En esta entrada del blog de psicología, abordaremos esta cuestión silenciada. Cuándo NO debemos ir al psicólogo.

Y sobre todo, de cuándo presentamos unas expectativas inadecuadas hacia la terapia o el proceso psicológico.

Palabras clave: expectativas, terapia, desconfianza, relación terapéutica.

En los últimos años existe un gran auge de la psicología gracias a la concienciación de la importancia de la salud mental y emocional.

El cambio de paradigma social, la educación y la evidencia científica, han facilitado que cada día más personas acudan a terapia en busca de ayuda psicológica para gestionar ciertos aspectos de su vida.

También es cierto que, con las redes sociales, los reels y los tips fomentados bajo el paradigma de la inmediatez, muchas veces, contribuyen a generar una idea distorsionada acerca de qué es la terapia psicológica y qué nos puede ofrecer

¿Qué es un psicólogo?

Aunque parece evidente, es importante remarcar que un psicólogo no es un mago, ni un ser dotado con poderes sobrenaturales o una inteligencia superior, capaz de solucionar cualquier problema que se plantee.

Debemos recordar que un psicólogo, tampoco es colega, al que le estamos pagando por escucharnos.

Un psicólogo es un profesional cualificado que ha empleado mucho tiempo y recursos en su formación para ofrecer un servicio de ayuda a las personas.

Pero, sobre todo, lo que realmente añade valor a la terapia, es precisamente el «valor humano«.

El terapeuta, no es una IA, un juglar que tiene que agradarnos o entretenernos, ni un chamán que tiene que darnos una cura mágica.

Un psicólogo, es un ser humano como tú, con formación especializada sobre la salud mental y el bienestar emocional, capaz de atenderte, escucharte y validar tus emociones.

La principal herramienta que un psicólogo puede emplear para ayudarnos, no es otra que “la comunicación”.

Si las palabras NO tienen el suficiente valor, porque efectivamente, no dejan de ser palabras. Será difícil que la terapia te pueda ayudar o sea beneficiosa para ti.

¿Cuándo NO debemos ir al psicólogo?

Expectativas y afrontamientos inadecuados hacia la terapia psicológica:

Si tenemos unas expectativas inadecuadas hacia la terapia podemos sentirnos frustrados.

  • Por recomendación/presión de un tercero, sin entenderlo como algo beneficioso para mí.
  • Siguiendo una moda o por «probar suerte» por si me ayuda a crecer o a mejorar algo…
  • Si tenemos prejuicios hacia la terapia, no creemos en un profesional que nos pueda ayudar.
  • Acudir a terapia con resignación, mala actitud, reticencias o dudas hacia la terapia.
  • Utilizar la terapia como un saco de boxeo para descargar o proyectar nuestra frustración.*
  • Crecimiento personal (esto, puede ser fruto del autoconocimiento y una consecuencia del trabajo personal, pero no siempre es adecuado plantearlo como un objetivo, existen muchas formas de crecimiento personal y no necesariamente de pago)
  • Esperar «solución mágica» a un problema que lleva años con nosotros y que probablemente no tenga una solución como tal o al menos, no de la forma que nos gustaría.
  • Como último recurso, con poca paciencia o buscando una solución inmediata.
  • Creer que un psicólogo debido a su profesión, va a tolerar cualquier tipo de actitud hostil o que suponga una falta de respeto hacia su trabajo.
  • Cuando no estamos dispuestos a escuchar y a darle a las PALABRAS el valor y el significado que merecen.
  • Si vamos en busca de TIPS que solucionen o alivien el malestar de forma inmediata.
  • Cuando ya lo sabemos todo (o eso creemos) hemos hecho un gran trabajo personal y acudimos a poner a prueba al profesional.
  • Poner al terapeuta en una situaciones imposibles. Lo sé todo, pero no me funciona nada...
  • Delegar en el profesional la responsabilidad del cambio sin una implicación activa en el mismo.
  • Creer que en todas las sesiones voy a salir mejor de lo que he entrado o que tengo que llevarme algo.
  • Esperar que nuestra vida cambie en una sesión.

Todos o muchos de estas resistencias al cambio, se pueden trabajar en sesión, pero lógicamente, hay que estar dispuestos a ello.

Si no tenemos un nivel básico de educación, respeto o empatía o buscamos una solución mágica, es mejor plantear otras alternativas que puedan ofrecernos algo más inmediato.

En Definitivamente, ir al psicólogo, puede ser de gran ayuda, pero desde luego, no es para todo el mundo. Para ser ayudado, en primer lugar, tenemos que permitirlo y estar dispuestos a ello.

Principales obstáculos en la terapia o «resistencias» al cambio.

Aunque parezca difícil de entender, ni se puede ayudar a todo el mundo, ni todas las personas tienen la misma disposición a ser ayudadas.

Miedo al cambio:

El cambio es una de las resistencias más comunes. Aunque el paciente busca alivio o solución a sus problemas, el cambio puede generar temor, ya que implica dejar atrás comportamientos o patrones fuertemente arraigados, aunque sean problemáticos.

Desconfianza o falta de alianza terapéutica:

Si el paciente desconfía o tiene reticencias con la terapia, puede resistirse a abrirse completamente.

Mecanismos de defensa:

Estrategias psicológicas, a veces inconscientes, que las personas utilizan para protegerse de emociones incómodas o dolorosas.

Miedo a la vulnerabilidad o al juicio:

Algunos pacientes temen ser juzgados por el terapeuta o sienten vergüenza al compartir sus pensamientos o emociones más íntimos. Este miedo a la vulnerabilidad puede impedir conocer aspectos claves de su vida.

Expectativas irrealistas o falsas creencias hacia la terapia:

Si un paciente tiene expectativas irreales sobre lo que la terapia puede lograr (como esperar resultados rápidos o creer que el terapeuta resolverá todos sus problemas), puede frustrarse o decepcionarse cuando la terapia no cumple con esas expectativas.

Sabotaje inconsciente:

A veces, los pacientes, de manera inconsciente, boicotean su propia terapia porque el progreso puede significar enfrentarse a aspectos dolorosos de sí mismos o de sus vidas. Este sabotaje puede ser una forma de evitar el dolor emocional o de proteger su autoestima.

Identificación con el problema o ganancia secundaria:

Algunos pacientes pueden haber desarrollado una fuerte identificación con su problema o síntoma. En estos casos, el problema puede haber llegado a ser parte de su identidad, y perderlo podría generar una sensación de vacío o confusión sobre quiénes son sin ese problema.

Además, algunas personas experimentan una ganancia secundaria al mantener su malestar, como recibir atención, apoyo o evitar responsabilidades.

Miedo a la felicidad:

Aunque parezca paradójico, algunas personas temen tener éxito o ser felices porque han aprendido a asociar estas situaciones con la posibilidad de sufrir más o porque se sienten culpables de lograrlo.

Conflictos de lealtad:

Algunas resistencias provienen de conflictos internos relacionados con lealtades familiares o sociales. El paciente puede sentir que cambiar implica traicionar las creencias o expectativas de sus seres queridos.

Dependencia emocional del problema

Puede suceder que la persona no quiera dejar su problema porque le da una excusa para no enfrentar otras áreas de su vida.

El trabajo conjunto en la alianza terapéutica, la validación de emociones y la creación de un ambiente seguro, son fundamentales para superar estas barreras y facilitar el cambio.

¿Qué esperar de ir al psicólogo?

-Ser escuchado/a sin sentirme juzgado.

-Encontrar un sitio seguro dónde poder expresar y verbalizar mis preocupaciones.

-Atendido por un profesional cualificado.

-Atención imparcial, visión externa y objetiva.

-Un ambiente cómodo y seguro.

-Recibir la ayuda, apoyo y asesoramiento que el profesional nos pueda brindar.

Conviene aclarar que ni todos los problemas son fáciles, ni mucho menos tienen solución.

Pero la forma de aprender a abordarlos, manejar las emociones, a restructurar nuestros pensamientos o gestionar situaciones difíciles, puede mejorar notablemente el afrontamiento de los mismos y con ello, nuestra calidad vida.

¿Entendemos y respetamos el trabajo del profesional?

Los límites y las expectativas hacia la terapia, son dos aspectos fundamentales. Trabajar como psicólogo es complicado y ser autónomo en España y trabajar con agenda todavía lo es más.

Si pensamos que nuestro tiempo es más valioso que el trabajo de un profesional, no seguimos las normas o buscamos situaciones imposibles, es posible que no sea la ayuda o el espacio adecuado.

Debemos entender que el papel del psicólogo no es aguantar o tolerar cualquier actitud, sino ayudar a la persona, establecer límites o plantear otros afrontamientos incluso confrontar algunas actitudes.

Pero… ir al psicólogo es carísimo.

No se debe confundir el trabajo como psicólogo y la motivación por ayudar a otras personas con una labor altruista. Como cualquier servicio, evidentemente, esta sujeto a un coste y unas normas.

Si tenemos en cuenta la enorme cantidad de impuestos que hay que pagar, el elevado coste de la formación y el altísimo coste emocional que supone, quizás comprendamos mejor el coste del servicio.

Si pensamos que el precio es más caro de lo que nos va aportar o de lo que nuestra economía nos permite, obviamente, deberíamos replantear otras opciones.

Ciertamente, es un criterio que hay que tener en cuenta e idealmente, no debería de suponer un estrés financiero.

De todos modos, siempre existen alternativas o servicios públicos de calidad que nos pueden prestar ayuda, sin tener que hacer un desembolso económico o recurrir a un servicio privado.

Incluso, también podemos beneficiarnos de otros recursos como la lectura o grupos de ayuda.

Debemos de recordar, que el hecho de pagar por un servicio, no nos da permiso para hacer un mal uso del mismo.

¿Quién puede beneficiarse de la ayuda psicológica?

Todo aquél que sea capaz de entender y valorar la dificultad que conlleva este trabajo, que acuda de forma voluntaria, con expectativas adecuadas y ajustadas hacia la terapia.

Si buscas apoyo en un momento difícil, mejorar algún aspecto que te está costando, valoras mucho que te puedan atender, escuchar y ofrecer un punto de vista externo, puede resultar de gran ayuda.

Dos aspectos que resultan fundamentales con probada evidencia científica para que la ayuda en la terapia psicológica sea considerada como tal son:

  1. La relación terapéutica, el vínculo o alianza que se establece con el profesional. Meta-anlaísis de horvath y Symonds (199) y Horvath et al. (2011), Martin et al, (2000)
  2. Las expectativas hacia la terapia. Lambert et al. (2001), Constantino et al. (2011), Swift y Callahan (2009)

El vínculo entre el terapeuta y paciente es un pilar fundamental para que la relación terapéutica funcione.

Con unas expectativas realistas, evitaremos sentirnos decepcionados, creer que estamos perdiendo el tiempo, malgastando nuestro dinero e incluso podemos evitar vivir situaciones desagradables en sesión.

Por qué todo el mundo NO debe ir al psicólogo.

Parte de la complejidad del trabajo como psicólogo, precisamente, reside en la atención a las diferencias individuales de cada persona.

Es prácticamente imposible poder ayudar a dos personas distintas del mismo modo.

De este modo, una persona puede sentirse completamente agradecida, ayudada y comprendida, mientras que, para otra, puede considerar que resulta insuficiente o que no le aporta nada novedoso.

Hay muchas variables que entran en juego y debemos valorar para conocer si la terapia psicológica puede ser un recurso útil. Como las características de personalidad, la actitud y las expectativas.

El papel del profesional no es convencer al usuario para vender un servicio, sino que debe ser el paciente, el que valore y determine si es beneficioso lo que le aporta acudir a terapia o no.



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Andrés Herráiz

¡Hola! Mi nombre es Andrés Herraiz, estudié psicología en Valencia y posteriormente seguí ampliando mi formación en la universidad Santiago de Compostela, con la que he colaborado en eventos de difusión científica.

Actualmente, trabajo en mi propio centro Andrés Herraiz – Psicología Valencia, dónde me ocupo personalmente de ofrecer un servicio cercano y de calidad, destinado por y para las personas.

Periódicamente suelo publicar artículos relacionados con temas de salud mental y bienestar emocional en mi blog, si te interesa el contenido, y quieres pasarte por aquí, serás bienvenido/a.

Si quieres conocer un poquito más sobre mí, puedes visitar el apartado sobre mí de la web.

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Estoy ubicado entre Benimaclet y Primado Reig, a 2 min de la parada de metro, el club de tenis y los Jardines de Viveros.

Ofrezco tratamiento psicológico de adultos y adolescentes, problemas de pareja, derivados del trabajo y asesoramiento a familias, desde una orientación en terapia cognitivo conductual.

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