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¿Cómo convivir con
los pensamientos obsesivos?

  ¿Cómo convivir con </br>los pensamientos obsesivos?

El título del artículo “cómo convivir los pensamientos obsesivos” no está escogido al azar, seguramente, sería más atractivo sustituir “convivir” por “superar” o “dominar” pero este afrontamiento me parece mucho más adecuado, sincero y realista.

La realidad, es que muchas veces tenemos que aceptar y aprender a vivir con cierto ruido de fondo, ya que estas cuestiones, no son tan fáciles de manejar como a priori nos gustaría.

Uno de los puntos que trataremos en el artículo, es conocer cómo funciona nuestra mente en relación a los pensamientos obsesivos, qué efectos tienen en nosotros y cómo podemos tratar de gestionarlos.

¿Qué son los pensamientos obsesivos?

Son pensamientos que aparecen de forma intrusiva, recurrente y desde luego, no deseada.

 A veces, estos pensamientos aparecen de manera automática y espontánea. Nos atormentan continuamente en forma de rumiaciones o cuestionamiento, recreando escenarios catastróficos o consecuencias fatalistas.

El contenido y la forma pueden ser muy diversos, bien sea en forma de imágenes o meros pensamientos sobre: salud, trabajo, familia, pareja, dinero, relaciones sociales o cualquier otra preocupación de la vida cotidiana.

Nos asaltan con cierta frecuencia y es más que probable que si tenemos tendencia a tener pensamientos obsesivos, sustituyamos unos por otros, teniendo la sensación de que nuestra mente nunca esta en calma.

Pueden ser muy angustiosos, no tanto por su contenido, sino, por la dificultad para gestionarlos.

Se caracterizan y se alimentan por el miedo, la duda, la culpa y la inmediatez en la respuesta.

Cuando el malestar y el desasosiego que generan estos pensamientos es persistente, invalidante y continuo se convierten en obsesiones.

¿Por qué tengo pensamientos obsesivos?

Estos pensamientos, pueden tener su origen en distintas causas, pero es muy conveniente destacar, que socialmente estamos sometidos a una presión incesante. Vivimos con unos ritmos muy por encima de nuestras posibilidades, lo que favorece la aparición de estos pensamientos indeseados.

Si a esto le añadimos: las presiones internas, el nivel de autoexigencia, cumplir con las demandas sociales, o satisfacer los deseos de los demás, obviamente, estamos generando un caldo de cultivo propicio para desarrollar estos pensamientos no deseados.

Socialmente hemos desarrollado una tendencia a pensar mucho y en la mayoría de los casos, a pensar mal. Esto hace que vivamos con una sensación continua de miedo, inutilidad, fracaso, culpa y desesperanza al sentir que no podemos conseguir nuestras metas, que algo malo va a pasar o que no somos capaces de gestionar nuestra vida.

Dentro de este entramado de emociones van desde el miedo a la ira y de la culpa a la vergüenza.

La aparición de pensamientos responde a:

  • Variables biológicas y de personalidad.
  • Historia de vida, aprendizaje social.
  • Miedos e inseguridades.
  • Creencias irracionales.
  • Variables ambientales o situacionales (contexto)

Por supuesto, orgánicamente, hay personas con mayor predisposición o tendencia a desarrollar pensamientos obsesivos, como puede ser el Trastorno Obsesivo Compulsivo.

¿Cómo me pueden afectar los pensamientos obsesivos?

Por más que repitamos una cosa, no se convierte en verdad, lo que no significa, que no nos lo podamos llegar a creer o que no nos ocasione daño. Esto es precisamente lo que ocurre con los pensamientos intrusivos.

«Si pensamos mal, las probabilidades de estar mal, en consecuencia, serán muy elevadas»

Si empleamos un estilo de pensamiento disfuncional y tenemos experiencias vitales negativas, podemos pasarnos la vida tratando de buscar respuestas a cosas que probablemente o no la tienen, o no dependen directamente de nosotros.

Como vemos, lo que pensamos, puede hacer que nos comportemos o manifestemos una conducta que realmente nos está produciendo mucho daño.

Ejemplo: creer que estamos malos, ir a varios médicos en búsqueda de un diagnóstico para asegurarnos que estamos bien. Aunque esto puede producir una sensación aparente de calma, realmente nos está provocando sensación de inseguridad, dependencia y de enfermedad.

¿Qué consecuencias tienen los pensamientos obsesivos?

Es sorprendente, el poder que nuestros pensamientos ejercen en nuestro estado de ánimo y por supuesto, en nuestra conducta. Interfiriendo de forma significativa en todas las áreas de nuestra vida.

Sin duda, los pensamientos nos pueden hacer cuestionarnos todo, incluso dudar de nosotros mismos; de nuestras relaciones, de quiénes somos, de qué queremos y hacernos sentir francamente desesperanzados.

Muchas veces, estos pensamientos, van seguidos de algún tipo de conducta, normalmente comprobaciones de algún tipo que buscan la “reaseguración” de que todo está “bajo control”, aunque momentáneamente nos cause cierta sensación de alivio y seguridad, en realidad estamos logrando todo lo contrario.

Consecuencias de los pensamientos obsesivos:

  • Somatización
  • Indefensión e inseguridad
  • Aislamiento y desconfianza
  • Despersonalización
  • Cuestionamiento permanente

Una mala gestión de nuestros pensamientos, puede ocasionar serios problemas en nuestro estado de ánimo y por supuesto, en nuestra salud mental:

  • Problemas del estado de ánimo.
  • Falta de autoestima.
  • Ansiedad
  • Hipocondría
  • Depresión
  • Trastorno obsesivo compulsivo
  • Problemas de control de impulsos
  • Adicciones
  • Trastornos de conducta alimentaria.
  • Alteraciones del sueño

¿Qué cosas no debemos hacer?

Lo que más desasosiego o angustia genera, es la falta de control sobre los mismos, así que, si ponemos todo nuestro empeño en tratar de controlar nuestros pensamientos, seguramente, nos estemos ocasionando un daño mucho mayor del que queremos evitar.

Aunque las sensaciones de estos pensamientos obsesivos son desagradables, si sobrestimamos la importancia del problema, en consecuencia, la magnitud del mismo, será mucho mayor.

Tratar de controlar los pensamientos, muchas veces, se convierte en una trampa, que ocasiona desánimo, sensación de fracaso, frustración y vacío existencial.

La autobservación, el reproche y la culpa, son tres grandes enemigos de los pensamientos obsesivos. Sobrepensar y rumiar las cosas, tiene un altísimo coste emocional para nuestra salud mental.

¿Podemos eliminar los pensamientos obsesivos?

De entrada, resulta francamente complicado controlar lo que pensamos, por lo que eliminar estos pensamientos intrusivos, puede ser una tarea demasiado ambiciosa, ya que, en la mayoría de las ocasiones, no está directamente bajo nuestro control.

Si generamos una expectativa inadecuada, las probabilidades de éxito serán mucho más bajas y en consecuencia, las sensaciones de frustración y fracaso personal será mucho mayor.

Tenemos que tratar de entenderlos, aprender a identificarlos, someterlos a duda, aceptarlos sin juzgarlos, dejarlos pasar, pero en ningún caso, debemos emitir una respuesta, ni construir nuestra realidad en base a ellos.

¿Cómo disminuir los pensamientos obsesivos?

Además de la predisposición genética u orgánica, nuestros pensamientos, están estrechamente relacionados con nuestras creencias, el estilo de afrontamiento y circunstancias vitales.

Quizás no podemos eliminarlos, pero sí que podemos apaciguarlos o aprender a convivir mejor con ellos.

  • Aceptar que los pensamientos indeseados, muchas veces, son pensamientos automáticos.
  • Desechar todos los pensamientos no deseados, enviarlos a la carpeta de SPAM.
  • Relativizar la preocupación, seguramente es el propio pensamiento el que esta creando malestar.
  • Tolerar la frustración y la incomodidad, sin necesidad de emitir una «solución».
  • Ponerse en un rol de observador, no nos podemos creer o cuestionar todo lo que pensamos.
  • Bajar el nivel de autobservación, metacognición o conciencia sobre nuestros pensamientos.
  • El deporte es fundamental, sobre todo, dirigidos, guiados o que supongan un reto.
  • Pasar tiempo en contacto con la naturaleza, puede ser una buena forma de desconectar.

¿Cómo me puede ayudar un psicólogo?

Lo primero que debemos tener en cuenta es que no hay una fórmula secreta, ni una receta mágica, cada persona es única e irrepetible, y como tal, puede precisar una ayuda distinta.

En líneas generales, un profesional cualificado, podrá valorar adecuadamente el caso, ofreciendo la ayuda necesaria y prestando los recursos indicados con las técnicas disponibles:

  • Ofreciendo expectativas adecuadas y planteando alternativas de afrontamiento realistas.
  • Identificando y remplazando los pensamientos irracionales por otros adaptativos.
  • Detectar patrones de pensamiento disfuncional y trampas como los sesgos cognitivos.
  • Aprender a desarrollar una forma de pensar y un discurso más amable y tolerante.
  • Trabajando la ACEPTACIÓN y la tolerancia a la frustración.
  • Gestionar la culpa, la sensación de fracaso y decepción personal.
  • Cambiar de actitud, desarrollando una actitud más amable y bondadosa con nosotros mismos.
  • Reducir la ansiedad y la sintomatología asociada a estos pensamientos.
  • Entrenamiento en técnicas de relajación personal.
  • Generar y construir una narrativa constructiva hacia nosotros mismos.
  • Aconsejar o derivar intervenciones complementarias si fuera el caso.

Conclusiones:

En primer lugar, debemos distinguir que este artículo habla de los pensamientos obsesivos a nivel general, ya que estos pueden ser más o menos invalidantes.

  • Los pensamientos obsesivos, son procesos automáticos, por lo que no podemos controlarlos.
  • Puedes tener pensamientos intrusivos y ser una persona perfectamente funcional.
  • Lo más importante es que estos pensamientos no interfieran negativamente nuestra vida.
  • Hay que aprender a convivir con los pensamientos indeseados dándoles un lugar adecuado.
  • Paradoja del control mental: a más control sobre nuestros pensamientos más descontrol sentimos.
  • No podemos elegir nuestros pensamientos, pero sí la forma que tenemos de relacionarnos con ellos.
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Andrés Herráiz

¡Hola! Mi nombre es Andrés Herraiz, estudié psicología en Valencia y posteriormente seguí ampliando mi formación en la universidad Santiago de Compostela, con la que he colaborado en eventos de difusión científica.

Actualmente, trabajo en mi propio centro Andrés Herraiz – Psicología Valencia, dónde me ocupo personalmente de ofrecer un servicio cercano y de calidad, destinado por y para las personas.

Periódicamente suelo publicar artículos relacionados con temas de salud mental y bienestar emocional en mi blog, si te interesa el contenido, y quieres pasarte por aquí, serás bienvenido/a.

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